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Los Méndez de Vilarmirón

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Los Méndez de Vilarmirón (Por Alberto Paraje)      
Matheo Méndez          

En los primeros años del XVIII vivía en Villarmirón Matheo Méndez, casado con Rosenda Pérez, que era de Villarmide. No sé si voluntariamente o reclutado a la fuerza, Matheo ingresó como cadete en el Regimiento de Zamora, en el que estuvo veinte años, alcanzando el grado de teniente.

Matheo y Rosenda tuvieron al menos dos hijas y dos hijos. Su primer hijo posiblemente fue Manuel Méndez, nacido en Villarmirón en 1.718.

En la primavera de 1.719, Matheo tiene su “bautismo de fuego” con el Regimiento de Zamora en la defensa de Fuenterrabía ante el ejército francés, batalla en la que los españoles acabaron capitulando y entregando la ciudad después de un mes de asedio.

El 29 de Mayo de 1.729 nace en Villarmirón su segundo hijo varón, Juan Antonio Méndez, que fue bautizado al día siguiente en la iglesia de Villarmide por el párroco Francisco Antonio de Abuerne. Fueron sus padrinos Pedro López de Carreira y Juliana Fernández, que eran de Villarmide.

A comienzos de 1.734 el Regimiento de Zamora está en Toscana, formando parte de los 40.000 hombres que vencieron el 25 de mayo de 1.734 al ejército austriaco en la batalla de Bitonto (Apulia), por la que se recuperó el Reino de Nápoles.

También intervino el Regimiento en el bloqueo de Capua y el sitio y toma de Pescara.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Soldado del Regimiento "Zamora"

 

 

 

Manuel Méndez

 

 

Pero Matheo Méndez logró por entonces una victoria mucho más importante para él y su familia que la conquista del Reino de Nápoles: posiblemente gracias a la mediación del teniente coronel don Juan Ceballos Escalera, Matheo consiguió que su hijo mayor, Manuel, fuese aceptado como criado por el religioso don Ignacio Ceballos Villagutierre, que era profesor de Gramática en la Universidad de Salamanca y miembro de la Real Academia Española.

Y no debió desempeñar mal su labor Manuel Méndez en la residencia salmantina del doctor Ceballos, ya que cuando éste fue promocionado a canónigo y tesorero de la iglesia metropolitana de México en Agosto de 1.746, quiso que Manuel le acompañara a su nuevo destino.

En Diciembre de 1.747 Manuel Méndez ya se encuentra en Cádiz junto al doctor Ceballos para embarcarse en el navío de guerra “El León” con destino al puerto de Veracruz.

En la documentación previa al embarque se dice de Manuel que era “chico de cuerpo, trigueño, nariz gruesa, pelo y cejas negras, con una cicatriz debajo de la quijada izquierda, de 29 años de edad, soltero, cristiano viejo, limpio de mala raza, de familia honesta y honrada”.

La llegada a Nueva España (México) de Manuel le abrió los ojos sobre las grandes posibilidades de promoción que aquel inmenso continente podían suponer y no tardó en comunicárselo a su hermano pequeño Juan Antonio.

             
Juan Antonio Méndez          

Juan Antonio, con a penas 20 años de edad y sin la ayuda de su padre Matheo, que ya había fallecido, comienza los trámites para su traslado a “las Indias”: obtiene certificado de bautismo emitido por el párroco de Villarmide, Diego Díaz Valdés, el 8 de Abril de 1.749 y el 1º de Mayo de ese mismo año certifican la autenticidad del certificado del párroco tres escribanos reales de San Pedro de Riotorto.

En Febrero de 1.750 Juan Antonio presenta la documentación ante el teniente corregidor de la villa de Madrid manifestando su intención de trasladarse en breve a las Indias, para lo que solicita reconocimiento de su hidalguía y nobleza, así como la de sus antepasados.

Testifican bajo juramento la veracidad de la documentación presentada por José Antonio tres vecinos de Madrid, naturales del concejo de Miranda, Mondoñedo y Villaeimil, respectivamente, indicando ser paisanos y amigos de Juan Antonio. A continuación presenta toda la documentación en la Secretaría del Consejo y Cámara de las Indias de la Negociación de las Provincias de la Nueva España. Pero este primer intento de Juan Antonio no fructificó y tuvo que regresar a Villarmirón.

En 1.756 la situación económica de Juan Antonio, su madre y hermanas en Villarmirón se hace insostenible y Juan Antonio, enterado por su hermano Manuel de la vacante que se había producido de la alcaldía de la población de Cholula (México), solicita ante la Secretaría de la Nueva España en Madrid se le conceda dicho cargo u otro cualquiera que se estime oportuno…pero tampoco en esta ocasión fue concedida su solicitud.

De vuelta en Villarmirón y cuando posiblemente Juan Antonio ya había perdido muchas de sus esperanzas de trasladarse a las Indias, en 1.763 llegó el ansiado permiso, aunque posiblemente no era precisamente el destino más añorado por Juan Antonio: después de casi quince años de gastos, viajes y maraña administrativa, Juan Antonio Méndez era nombrado Corregidor de Collaguas, en el Perú.

En 1.764 Juan Antonio ya está en Cádiz con su “ropa, libros y sus armas” dispuesto a embarcarse junto al que dice ser su criado, Joseph Antonio Díaz de Freixo, de Santa Eulalia de Piquín.

Tras varios retrasos en los permisos, finalmente Juan Antonio obtiene licencia para embarcarse el 22 de Enero de 1.765.

Un viaje de aquellas características era toda una aventura en aquella época: del puerto de Cádiz al de Cartagena de Indias (Colombia); de allí al puerto de Portobelo (Panamá); por tierra cruzaría a la costa del Pacífico hasta el puerto de Panamá y de allí, nuevamente por mar, al puerto de Callao - Quito y al de Arequipa.

El 23 de Junio de 1.766, un año y medio después de haber obtenido licencia de embarque en Cádiz, Juan Antonio Méndez envía una carta al rey Carlos III desde Arequipa informándole de la toma de posesión de su cargo.

Juan Antonio se estableció en el pueblo de Callalli, donde a lo largo de su mandato tuvo que hacer frente a varias sublevaciones de los indígenas, en una de las cuáles (1.773) llegó a ser gravemente herido. Una vez repuesto, Juan Antonio regresó al pueblo con hombres armados, saqueando e incendiando parte del poblado. Aún hoy, en las guías turísticas de Callalli, se hace mención al espíritu rebelde de los Callallinos, poniendo como ejemplo su rebelión de 1.773 contra el corregidor Juan Antonio “Mendes”.

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San Benito (Por Manolo de Agrelo)

¡Hola a todos!

     En primer lugar quiero presentarme: soy Manuel PÉREZ PÉREZ, natural del pueblo de Villarmide, en la parroquia de San Salvador de Villarmide, aunque para todos, tanto los conocidos como a los que no he tenido el gusto de tratar personalmente, os digo que me gusta que se me trate y conozca por Manolo de Agrelo.

     Solamente, a manera de presentación, os diré que soy un emigrante, como tantos de vosotros, que por motivos de trabajo he dejado nuestro querido pueblo y me encuentro en la actualidad trabajando en Cataluña, pero, nunca perdiendo las esperanzas de poder obtener un destino en nuestra querida tierra. ¡Caray con la morriña!.

     Esta morriña ha hecho que ya hace años me pusiera a buscar, recuperar, estudiar y analizar todos aquellos documentos, que o bien tengo en mi casa, o bien se encuentran  repartidos en distintos archivos nacionales, a los que a Dios gracias puedo acceder, con la finalidad de recuperar datos sobre nuestro pueblo y sus gentes, que por haber vivido unos hechos que trascurrieron en épocas ya lejanas, han ido quedando en el olvido.

     Por todo ello, quiero aprovechar este rincón tan maravilloso para sacar a la luz algunos de los datos que poseo y que pueden ser de interés para cualquiera de los vecinos de nuestra entrañable parroquia.

     Ante todo, quiero deciros que no me considero un historiador, Dios me libre, lo único que quiero es recuperar algo de nuestra memoria histórica y que nuestros descendientes, los cuales no han tenido el honor de nacer ni bautizarse en nuestra querida parroquia, conozcan algo más de nuestras costumbres y bienes tanto materiales como culturales que nos rodean, y sobre todo que descubran que nuestros tres pueblos han sido en épocas pasadas unos pueblos destacados y con cierto renombre dentro de vida pública de esas épocas.
 

San Benito -Leyendas-      

      En el siguiente relato trato de facilitar algunos datos que sirvan para esclarecer y dar a conocer cosas referentes a San Benito, el santo negro de la capilla del Navallo. Con este relato a todas luces aun incompleto, intento desmitificar alguno de los cuentos, leyendas, y referencias que se han fomentado alrededor del mismo.

     Una de las leyendas más antiguas, proviene de los pueblos indígenas de Sudamérica, en concreto de las zonas de lo que es actualmente Venezuela.

Esta leyenda se basa en que San Benito no nació negro, si no que desde su nacimiento era de tez clara, cabello rubio y ojos azules, por lo que era tanto su belleza, que todas la mujeres se enamoraban de él, por lo cual le suplicó a Dios que le protegiera contra tal maleficio, ya que él era santo y no podía corresponder a los amoríos de esas mujeres. Por tal circunstancia, encomendó una plegaria a Dios para que le cambiara el color de la piel, cosa que sucedió una noche mientras dormía, despertándose Benito con el color negro de su piel. Y según cuenta la leyenda, a partir de aquel momento Benito se pudo dedicar en cuerpo y alma a su actividad religiosa, sin que ésta se viera perturbada por nada ni nadie.


Urna de cristal en donde se conserva incorrupto el cuerpo de San Benito, “El Negro”, en la iglesia de Santa María de Jesús, en la ciudad italiana de Palermo.

      Otra de estas leyendas, la cual llegó a mis oídos a través de la gente mayor de mi pueblo, está basada en unos hechos similares, aunque éstos hacía mención al color negro de la imagen del santo, leyenda que decía así:

“San Benito había sido un santo de piel blanca, pero una vez alcanzada la beatificación, se le hicieron tallas de madera para venerarlas en su nombre, pero fue tal la diligencia del maestro tallador, que esculpió una talla de una belleza insuperable, belleza que hizo que la mayoría de las mujeres quisieran más al San Benito que a sus propios maridos. Esta situación de “adulterio amoroso”, llegó a través del cura párroco a oídos del obispo de Oviedo, el cual ordenó que de inmediato la talla fuera pintada de negro”.

     Como se ve en este relato, los hechos se narraban dentro de una época en la cual no era muy habitual tener relación con gente de color, y a estas personas se las veía como algo extraño y que vivían en lugares lejanos, al tiempo que no se podía concebir que una persona de piel negra pudiera tener esa belleza natural que Dios ha atribuido a algunos humanos.

Datos históricos      

La capilla del Navallo es un edificio rectangular, de 6,68x5,40 m., con techumbre de madera a dos vertientes, cobertizo de madera a la entrada, puerta con postigo de rejas de madera y campanil rústico a los pies.

En el interior de la capilla, nos encontramos con las siguientes figuras:

- Un retablo de estípites de 2,10 m. , con tres hornacinas, del segundo tercio del siglo XVIII.

- Una escultura del titular de la capilla, San Benito, de media talla.

- Una escultura de S. Antonio de Padua de 0,42 m.,

- Un San José de 0,38 m, Ntra. Señora del Carmen de media talla.

- Un San Antonio de Padua de imponer, del s. XVIII.

- Una escultura de un Cristo muy pequeño, que parece del arte gótico del siglo XVI, aunque lo más seguro es que sea muy posterior.

Se conserva también una tablilla con relieve de un santo escribiendo, quizás pueda ser San Lucas, el cual se trata de una talla popular.

Esta capilla data aproximadamente de la segunda mitad del siglo XVIII, y en su origen ya fue destinada al culto de San Benito.

La iniciativa de su construcción está un poco confusa, pero en estos momentos estoy en disposición de comunicar  lo siguiente:

En la segunda mitad del Siglo XVIII, la parroquia de San Salvador de Villarmide, era uno de los 15.000 lugares en que se encontraba dividido el Reino de Castilla. Era tal la población de nuestra parroquia, que en la misma y para atender las necesidades espirituales de la población, había tres curas, pero una sola iglesia, la parroquial de Villarmide. Por todo ello, por iniciativa de estos tres sacerdotes y el beneplácito del obispado, se puso en marcha la idea de construir por lo menos una capilla en donde poder celebrar una misa por semana y que los fieles de los pueblos de Villarmirón y Navallo no tuvieran que desplazarse hasta Villarmide a oír misa y así desatender sus quehaceres habituales.

Pero esta iniciativa necesitaba el respaldo tanto económico como moral de determinadas personas, que a la postre se encontraron una en Villarmide y otra en Villarmirón, personas que tenían reconocido el rango de la Hidalguía.

Con estas personas y los sacerdotes al frente de la iniciativa, se construyó la citada capilla, aunque a todos los vecinos de la época les cabe el honor de haber puesto su granito de arena. Los que no podían aportar dinero aportaban su trabajo.

De la forma en que se decidió dedicar la capilla al culto de San Benito, y de cómo llegó su imagen al Navallo, no puedo aportar muchos datos aunque  de los que dispongo se puede deducir que el culto a San Benito partió de Sicilia (Italia), desde donde fue llevado por comerciantes españoles y portugueses a aquellos lugares en donde se concentraba la población de negros africanos lejos de sus países de origen.

Y todo ello por el hecho de tratarse del primer santo negro beatificado por la iglesia. Estos movimientos, hicieron que los primeros lugares de devoción fueran las poblaciones de raza negra de Sudamérica, principalmente en Brasil y Venezuela. Fue ahí en donde comenzó la gran devoción a San Benito “El Negro”,  fuera de su Italia natal.

Y fue precisamente desde Sudamérica, desde donde llegó esta devoción a España y Portugal, a través de comerciantes, militares y franciscanos. Al Navallo pudo haber llegado de una de las dos formas siguientes:

1-     Por mediación de un franciscano procedente de la parroquia de San Salvador de Villarmide, perteneciente a la familia de Hidalgos de Villarmide, y que dedicaba sus esfuerzos a cristianizar las zonas pobladas por gente de raza negra en Sudamérica, y al ver la situación pastoral en que se encontraban sus paisanos decidió aportar su granito de arena con la donación de la imagen.

2-     Otro de las formas en que pudo llegar esta imagen y posterior culto, es a través de las dos familias de Hidalgos que había en la parroquia, los cuales y según tradición de la época tenían que tener algún familiar dedicado al arte de la guerra, y en concreto para realizar expediciones a las zonas más pobres de Sudamérica, lugares de los que llegó el culto a nuestro pueblo. 

Manolo de Agrelo


Festividad de San Benito “El Negro”, el día 4 de abril, en la ciudad de Maracaibo (Venezuela)

NOTA: Desde aquí quiero recordar cariñosamente a todas aquellas personas que ya no están con nosotros, y que me han transmitido, a través de sus relatos, la gran sabiduría que atesoraban y sus conocimientos sobre la vida de nuestros antepasados.

GRACIAS:

-          Nicolás

-          Soledad e Victorino de Guxo

-          Eustasio, Joseín e Rosa de Torres

-          Soledad de Guxo

-          Pepe e Anxel de Estudiante

-          Mercedes de Varela

-          Eduardo de Petas

-          Francisco de Ordeiro

-          José do Freixo

-          Jesús e Benigno de Agrelo

-          Sinforosa, ¿   ¿José Ramón de Muruáis

-          José e Esperanza do Belcho

-          Xinto de Mariquiña

-          Manuel, Manuela e Consuelo de Xintín

-          Pepe e Concepción de Martín

-          Flor e Amparo de Farruco

-          Toño de Culán

-          Fermina de Agustín

-          Concepción de Pericón

-          Rosa de Pericón

-          ¿Padre de Marcelino?

-          Celestino de Arrieiro

   
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