Cualquier tiempo pasado.... (Añoranza)

Por: “Patricia”

 

¡Qué recuerdos! y sobre todo ¡cuánta añoranza! 


Ya hace de aquello unos 30 años, el autobús de Aurelio lleno para el colegio de A Pontenova, éramos unos pocos esperando en la parada de la carretera al pie de la casa de Agrelo, ¡cuántas risas!
La taberna de Germán y Serafina con la peculiar cesta de huevos de alambre recubierta de un plástico de colores, las matanzas de los cerdos que nos juntábamos medio pueblo, los días de ensilar, ¡qué bien lo pasaba en las casas de Maruja de Carlos, Modesta do Vilar, en la de Torres con Asunción, en la de Mariquiña poniendo la mesa con Susana, y en la de María de Ordeiro que hacía con ella lo que quería (¡qué alegría tenían para los niños).

Los veranos, esperando que llegara Cristina de Oviedo para poder jugar. Los de “O Freixo” para ir al río. Los juegos en la carretera, las tardes con las vacas, las pacas........... ¡¡Son tantas cosas!!

Y ahora, después de tantos años, aún queda gente con ganas de venir a Vilarmide a pasar risas en las churrascadas e intentar que VILARMIDE no quede en el olvido.

Muchas gracias e muchas felicidades a todos los que lo estáis intentando y cómo no "ARRIBA LA ASOCIACIÓN DE VECINOS DE SAN SALVADOR DE VILLARMIDE".

Patricia Muruáis Fernández

También recuerdo la noche de carnaval. ¡¡Qué miedo pasaba cuando venían!! Me escondía debajo del escano. Eso sí, cuando empezamos a participar los más pequeños... ¡Cómo lo pasábamos! Recorríamos el pueblo y, cómo no, sacábamos nuestro dinerillo. ¡Qué tiempos tan bonitos!

El mejor recuerdo: todos los vecinos se llevaban bien. Siempre ayudándose. Juntos con la mano extendida para hacer algún favor y ahora, si podemos estiramos la pierna para poner la zancadilla. Mejor que mejor (ja,ja,ja,) Por supuesto, las polavilas. ¡Son tantos recuerdos!

Las personas... Cómo no, a José Ramón que me quería comprar una guadaña de plástico para ir a segar. Los pinos del “Prado da Porta” que plantó, uno para cada una de nosotras que venderíamos cuando crecieran para comprar un reloj. ¡Cuánto nos quería!

A Flor de Farruco, con su paquete de Ducados, con su pelo blanco y siempre dispuesto a echar una mano.

A Sé de Varela, de la Penela a Cimadevila y al revés.  Avelina, ¡Cuánto le hacíamos rabiar! Y Susana, Miguel de Estudiante mirando como yo ordeñaba, o intentaba ordeñar la oveja. Alberto de Torres que siempre saludaba y tenía conversación donde te encontraba. Victorino de Guxo, Sindito de Martín ¡cuánto nos quería! Suso do Vilar siempre riendo y con la cría de codornices en la incubadora. Y cómo no todos los de la casa do Dios, Valentín, Eva, Irene, Suso, Elia , Suso, Hermitas y la abuela que no recuerdo su nombre. Son tantos recuerdos y tan hermosos que siento mucha nostalgia.

A Ramón de Pericón siempre riendo a los niños.

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