La Queimada

El ritual de la queimada tiene un trasfondo de homenaje a tres de los elementos más celebrados de la mitología y la filosofía antigua: La Tierra, El Agua y El Fuego.

 

Ingredientes:

  1. Aguardiente

  2. Azúcar

  3. Cortezas de limón

  4. Granos de café

La Tierra está representada por el pote de barro. La madre tierra es el origen de todas las cosas y destino final del hombre. Todas las culturas la elevan al rango de diosa.

El Agua se manifiesta en el aguardiente como lágrimas de la madre tierra, germinadas en forma de granos de uva. Al tomar el brebaje nos ponemos en comunión con la diosa madre.

El fuego es el elemento purificador por excelencia y unido en ritual con la tierra y el agua completa el ciclo del homenaje y el sortilegio de alejamiento de los malos espíritus.

Receta

Contrario a alguna creencia popular que atribuye el origen de la queimada a los celtas, no parece que sea anterior al siglo XII puesto que hasta ese momento no se había inventado el alambique, de origen árabe. Igualmente sucede con el azúcar de caña, elemento primordial, introducido también por los árabes en la península, lo que traslada el origen de nuestra queimada a la época medieval.

El consumo de aguardiente se asocia también con ciertas cualidades curativas del catarro principalmente. Sea cuál fuere la excusa, lo cierto es que se fue popularizando y llegó a ser parte indispensable como final de una cena en buena compañía.

En un recipiente, generalmente de barro cocido, se vierte el aguardiente, azúcar en proporción de 120 gramos por litro de aguardiente, ralladuras de limón y unos granos de café. Se remueve bien.

En otro recipiente más pequeño (puede ser el cucharón con el que se revuelve) se añade una pequeña cantidad de aguardiente sin azúcar ni limón. Se calienta el cucharón con un mechero, y se prende con cuidado de no quemarse. A continuación se mete el cucharón lentamente en el recipiente grande, para que el fuego se extienda por toda la superficie. Se remueve lentamente dejando que suban las llamas y haciendo cascadas con ellas. Se va repitiendo el proceso para que vaya quemando el alcohol y suavizando la bebida a gusto de cada uno.

Una vez que está con la graduación adecuada, se añade en el cucharón una cucharada sopera de azúcar, se coloca sobre las llamas hasta que se derrita formando almíbar y se vierte sobre las llamas y se revuelve, dándole así un color tostado.

En este momento apagamos las luces y haciendo cascadas con la bebida en llamas se recita el Conxuro.

Apagamos las llamas que queden y se sirve caliente con las cáscaras de limón y los granos de café.

Preparación:

Conxuro

Mariano Marcos Abalo

Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.

Demos, trasgos e diaños,

espritos das neboadas veigas.

Corvos, píntigas e meigas,

feitizos das manciñeiras.

Podres cañotas furadas,

fogar dos vermes e alimañas.


Lume das Santas Compañas,

mal de ollo, negros meigallos,

cheiro dos mortos, tronos e raios.


Oubeo do can, pregón da morte;

fuciño do sátiro e pe do coello.

Pecadora lingua da mala muller

casada cun home vello.

Averno de Satán e Belcebú,

lume dos cadáveres ardentes,

corpos mutilados dos indecentes,

peidos dos infernais cus,

muxido da mar embravescida.

Barriga inútil da muller solteira,

falar dos gatos que andan á xaneira,

guedella porca da cabra mal parida.

Con este fol levantarei as chamas

deste lume que asemella ao do Inferno,

e fuxirán as bruxas a cabalo das súas escobas,

índose bañar na praia das areas gordas.

¡Oíde, oíde! os ruxidos que dan

as que non poden deixar de queimarse

no augardente quedando así purificadas.


E cando este brebaxe baixe polas nosas gorxas,

quedaremos libres dos males da nosa ialma

e de todo embruxamento.


Forzas do ar, terra, mar e lume,

a vós fago esta chamada:

si é verdade que tendes

máis poder que a humana xente,

eiquí e agora,

facede cos espritos dos amigos que están fóra,

participen con nós desta queimada.