Los Méndez de Vilarmirón  (Por Alberto Paraje)

El inicio de la carrera militar de Matheo debió producirse con motivo de la “Convocatoria de Nobleza y Milicias” realizada en 1.702 por el Capitán General del Reino de Galicia, el príncipe de Barbanzón, ante el inminente ataque de la armada británica a la Flota de Indias refugiada en la Ría de Vigo, que desembocaría en la Batalla de Rande. El joven Matheo debió ingresar entonces como cadete en el Regimiento de Mondoñedo.


Cinco años más tarde, Matheo se casaba en la iglesia de Villarmide con Rosenda Pérez, estableciéndose el matrimonio en Villarmirón, donde nacerían sus hijos: Pedro (1.709), Mª Antonia (1.713), Josefa (1.716), Manuel (1.718) y Margarita (1.719). Cuando nació esta última, el Regimiento de Mondoñedo, que por entonces ya se había fusionado con los de Compostela y Zamora, se encontraba asediado en Fuenterrabía por el ejército francés del Duque de Berwick.


A pesar de que los españoles se vieron obligados a capitular y entregar Fuenterrabía a los franceses, Matheo salió ileso de aquella batalla, regresando a Villarmirón donde  habría de tener su último hijo, Juan Antonio, nacido en Mayo de 1.729.

Soldado del Regimiento "Zamora"

El ya veterano teniente del Regimiento de Zamora, Matheo Méndez, se ve obligado a abandonar nuevamente Villarmirón en 1.733, en esta ocasión para dirigirse a la Toscana (Italia), formando parte de los 40.000 hombres que vencieron el 25 de mayo de 1.734 al ejército austriaco en la batalla de Bitonto (Apulia), por la que se recuperó el Reino de Nápoles. También intervino el Regimiento de Zamora en el bloqueo de Capua y en el sitio y toma de Pescara.

Matheo Méndez

El primer miembro de la familia Méndez del que se tiene noticia en Villarmirón fue el teniente del Regimiento de Infantería de Zamora, Matheo Méndez.

 

Manuel se trasladó a la residencia salmantina del doctor Ceballos donde estuvo trabajando de sirviente hasta que el ilustre profesor fue promocionado a canónigo y tesorero de la iglesia metropolitana de México en Agosto de 1.746. Y de ese modo, acompañando a su señor, fue como Manuel Méndez tuvo la oportunidad de cruzar el Atlántico para trasladarse a las Indias.

En Diciembre de 1.747 Manuel Méndez estaba en Cádiz junto al doctor Ceballos para embarcarse en el navío de guerra “El León” con destino al puerto de Veracruz. En la documentación previa al embarque se dice de Manuel que era “chico de cuerpo, trigueño, nariz gruesa, pelo y cejas negras, con una cicatriz debajo de la quijada izquierda, de 29 años de edad, soltero, cristiano viejo, limpio de mala raza, de familia honesta y honrada”.

La llegada a Nueva España (México) de Manuel le abrió los ojos sobre las grandes posibilidades de promoción que aquel inmenso continente podían suponer y no tardó en comunicárselo a su hermano pequeño Juan Antonio.

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Manuel Méndez

El segundo hijo varón de Matheo, Manuel, como le ocurría a los hijos no primogénitos, sólo tenía dos formas de lograr su subsistencia: la iglesia o el ejército. Parece que inicialmente se eligió la primera opción y que fue enviado a estudiar al Seminario de Gramática que por entonces había en Mondoñedo.

Pero el que parecía inevitable futuro clerical de Manuel sufrió un repentino giro cuando, posiblemente por mediación del teniente coronel don Juan Ceballos Escalera, Matheo logró que su hijo  fuese aceptado como criado por el religioso don Ignacio Ceballos Villagutierre, que por entonces era profesor de Gramática en la Universidad de Salamanca y miembro de la Real Academia Española.

Juan Antonio Méndez

Juan Antonio, con a penas 20 años de edad y sin la ayuda de su padre Matheo, que ya había fallecido, comienza los trámites para su traslado a “las Indias”: obtiene certificado de bautismo emitido por el párroco de Villarmide, Diego Díaz Valdés, el 8 de Abril de 1.749 y el 1º de Mayo de ese mismo año certifican la autenticidad del certificado del párroco tres escribanos reales de San Pedro de Riotorto.

En Febrero de 1.750 Juan Antonio presenta la documentación ante el teniente corregidor de la villa de Madrid manifestando su intención de trasladarse en breve a las Indias, para lo que solicita reconocimiento de su hidalguía y nobleza, así como la de sus antepasados.

Testifican bajo juramento la veracidad de la documentación presentada por José Antonio tres vecinos de Madrid, naturales del concejo de Miranda, Mondoñedo y Villaeimil, respectivamente, indicando ser paisanos y amigos de Juan Antonio. A continuación presenta toda la documentación en la Secretaría del Consejo y Cámara de las Indias de la Negociación de las Provincias de la Nueva España. Pero este primer intento de Juan Antonio no fructificó y tuvo que regresar a Villarmirón.

En 1.756 la situación económica de Juan Antonio, su madre y hermanas en Villarmirón se hace insostenible y Juan Antonio, enterado por su hermano Manuel de la vacante que se había producido de la alcaldía de la población de Cholula (México), solicita ante la Secretaría de la Nueva España en Madrid se le conceda dicho cargo u otro cualquiera que se estime oportuno…pero tampoco en esta ocasión fue concedida su solicitud.

De vuelta en Villarmirón y cuando posiblemente Juan Antonio ya había perdido muchas de sus esperanzas de trasladarse a las Indias, en 1.763 llegó el ansiado permiso, aunque posiblemente no era precisamente el destino más añorado por Juan Antonio: después de casi quince años de gastos, viajes y maraña administrativa, Juan Antonio Méndez era nombrado Corregidor de Collaguas, en el Perú.

En 1.764 Juan Antonio ya está en Cádiz con su “ropa, libros y sus armas” dispuesto a embarcarse junto al que dice ser su criado, Joseph Antonio Díaz de Freixo, de Santa Eulalia de Piquín.

Tras varios retrasos en los permisos, finalmente Juan Antonio obtiene licencia para embarcarse el 22 de Enero de 1.765.

Un viaje de aquellas características era toda una aventura en aquella época: del puerto de Cádiz al de Cartagena de Indias (Colombia); de allí al puerto de Portobelo (Panamá); por tierra cruzaría a la costa del Pacífico hasta el puerto de Panamá y de allí, nuevamente por mar, al puerto de Callao - Quito y al de Arequipa.

El 23 de Junio de 1.766, un año y medio después de haber obtenido licencia de embarque en Cádiz, Juan Antonio Méndez envía una carta al rey Carlos III desde Arequipa informándole de la toma de posesión de su cargo.

Juan Antonio se estableció en el pueblo de Callalli, donde a lo largo de su mandato tuvo que hacer frente a varias sublevaciones de los indígenas, en una de las cuáles (1.773) llegó a ser gravemente herido.

Pedro Méndez

Como hijo varón primogénito, Pedro heredó el mayorazgo o “mejoramiento” de las principales propiedades de la familia en Villarmirón al fallecer su padre Matheo, garantizando así la continuidad de la Casa. Su economía pasó a depender básicamente de una agricultura y ganadería de autoabastecimiento, completada con algún ingreso extra procedente del oficio de sastre que eventualmente ejercía Pedro.

En 1.740 Pedro se casó en primeras nupcias con Juana Gómez, que era de Pontigo, en la parroquia de Galegos. En su casa de Villarmirón nacieron sus hijos José Tomás (1.742) y Domingo Antonio (1.744). El parto de este último se complicó y a los pocos días de su alumbramiento falleció Juana.

En 1.755 Pedro se casa en segundas nupcias con María López, de Pena de Cabras. Con ella tuvo por hijos a José Romualdo (1.757), Julián Antonio (1.759), Jacinto (1.761) y Mª Cipriana (1.763).

Domingo (el nacido en 1.744), se casó en 1.774 con Isabel Simona Fernández de Uz, de Villarmide, dando así origen a la “Casa Sabela” de Villarmirón, de la que es descendiente el que esto escribe.

Jacinto (el nacido en 1.761), casado con Ana Mª Bolaño, de Navallo, fue posiblemente quien dio origen a la “Casa de Xinto” de Villarmirón. 

En el expediente de investigación que se abrió posteriormente, denominado “Autos hechos sobre averiguar el atentado o alzamiento que hicieron los Yndios del pueblo de Callalli, contra el Gobernador de la Provincia de Collaguas Don Juan Antonio Méndez, Corregidor de dicho Partido” en la que fueron interrogados varios testigos, uno de ellos afirmaba que “…los pobladores rompieron el casco que el Corregidor llevaba puesto, dejándole cuatro heridas en la cabeza, los pulmones hinchados, los riñones dañados, la cara destrozada y arrojando sangre por la boca y nariz.” Los españoles que rescataron a Juan Antonio del intento de linchamiento aseguraron que “…era un milagro que aun siguiese vivo porque al pasar el río de Callalli sintieron que agonizaba.”

Los indios, terminado el ataque, recogieron las armas de Juan Antonio, llevándolas a la iglesia del poblado, donde “…las pusieron a los pies de San Antonio”

Aún hoy, en las guías turísticas de Callalli, en cuya iglesia se sigue venerando la misma imagen de San Antonio, se hace mención al espíritu rebelde de los Callallinos, poniendo como ejemplo su rebelión de 1.769 contra el corregidor nacido en Villarmirón, Juan Antonio Méndez.