Faragullos

 

La región celtibérica se nutría de una abundante cosecha de cereales que, evidentemente, tenía su reflejo en la cocina. Los faragullos formaban parte de los postres al lado de las filloas y las chulas, con los que comparten ingredientes. Su consumo fue decayendo quedando hoy día testimoniado en nuestra comarca. El Ayuntamiento de Pontenova viene celebrando, desde algunos años atrás, unas jornadas gastronómicas para preservar este rico tesoro culinario.

Ingredientes para cuatro personas:

  1. 200 Gramos de panceta de cerdo ahumada

  2. 5 Huevos.

  3. 150 Gramos de harina de trigo

  4. 2 Cucharadas de manteca de cerdo

  5. Agua y leche en cantidad necesaria

  6. Miel

Preparación:


Se baten los huevos y se va añadiendo harina y agua hasta formar una pasta espesa. A continuación se añaden un vaso o dos de leche para que la pasta adquiera una consistencia algo cremosa.

En una sartén, preferentemente de hierro, se derrite la manteca de cerdo y se dora la panceta cortada en trozos pequeños. Cuando los torreznos están fritos se añade la pasta y se va revolviendo a medida que se va dorando, por espacio de unos diez minutos, troceándola con el tenedor hasta que adquiera aspecto de migajas.

Se sirven calientes rociándolos con miel o con azúcar, a gusto del comensal.
También se pueden servir en un tazón de leche.

“Y lo que más sabe de los faragullos es el encontrar en el bocado, escondido, un torreznito que pone en la boca, al lado de la miel, un punto de salado” (Álvaro Cunqueiro)